¿Qué consecuencias tiene creer que tu inteligencia, tu personalidad o tus habilidades son algo que puedes desarrollar y no algo fijo?

Pues la respuesta a esta pregunta se encuentra en la investigación que realizó la Dra. Carol Dweck y cuyos resultados plasmó en su libro: Mindset: The New Psychology of Success.

Como lo que uno cree afecta a lo que uno consigue, quiero compartir contigo las ideas principales de este libro para ayudarte a tener la mentalidad necesaria para desarrollar todo tu potencial.

Las mentalidades

El libro Mindset: The New Psychology of Success se encuadra dentro de una corriente psicológica que defiende el poder de las creencias. Estas creencias, que pueden ser conscientes o inconscientes, influyen en lo que deseamos y determinan en gran parte si lo llegamos a conseguir o no.

Existe la mentalidad fija que se basa en la creencia de que las cualidades personales son inamovibles, lo que origina la necesidad de validarse a uno mismo constantemente. Y si uno parece o se siente deficiente en alguna de estas características, el resultado es muy negativo.

Por otro lado, existe otra mentalidad en la que esas características no son simplemente una mano de cartas que te han repartido y con las que tienes que vivir. En esta otra mentalidad, la mano que te ha tocado es solamente el inicio del desarrollo.

Se trata de la mentalidad de crecimiento que se basa en la creencia de que tus cualidades personales son algo que puedes cultivar por medio del esfuerzo. Así que puedes cambiar y crecer por medio de la práctica y la perseverancia.

¿Entonces todo el mundo puede ser lo que se proponga? ¿Cualquiera con la motivación o la educación apropiada puede llegar a ser Steve Jobs, Jeff Bezos o Warren Buffett? No, pero la mentalidad de crecimiento considera que el verdadero potencial de una persona es desconocido y que es imposible predecir lo que puede conseguirse con pasión, trabajo y aprendizaje.

Cuando te metes en una mentalidad, entras en un mundo nuevo. En el mundo de los atributos fijos, el éxito tiene que ver con demostrar lo listo que eres o el talento que tienes y no ponerlo en riesgo; es el mundo de la autoafirmación. El mundo de las cualidades variables tiene que ver con superarse para aprender algo nuevo, por aceptar los retos; es el mundo del autodesarrollo.

En un mundo, el fracaso consiste en sufrir un contratiempo como sacar malas notas, ser despedido, ser rechazado… En el otro, el fracaso tiene que ver con no crecer, con estancarte, con no desarrollar todo tu potencial.

En un mundo, el esfuerzo es algo malo. Es como con el fracaso, significa que no eres inteligente ni tienes talento. Si lo fueras, no necesitarías esforzarte. En el otro, el esfuerzo es lo que hace que seas inteligente o que tengas talento.

Las personas con mentalidad de crecimiento se crecen ante las dificultades. ¿Y cuándo se crece la gente de mentalidad fija? Cuando los objetivos están al alcance de su mano, cuando se saben capaces. Si las cosas se ponen demasiado desafiantes y no se sienten ni listos ni talentosos, entonces pierden el interés.

Cuando crees en rasgos fijos siempre estás en peligro de que un fracaso te marque para siempre, te acabe definiendo. Por inteligente que seas o por mucho talento que tengas, esta mentalidad te deja sin recursos para superar las dificultades.

En cambio, cuando crees que tus cualidades básicas pueden desarrollarse, los fracasos también te dolerán, pero no te identificarás con ellos. Y si las habilidades pueden desarrollarse, eso significa que existen otros muchos caminos hacia el éxito.

¿Qué tipo de mentalidad tienes?

Para saberlo lee cada una de las siguientes frases sobre tu inteligencia y responde si estás de acuerdo o no:

1. Tu inteligencia es algo intrínseco a ti y no puedes hacer mucho por modificarla.

2. Puedes aprender cosas nuevas, pero realmente no puedes cambiar lo inteligente que eres.

3. Tengas la inteligencia que tengas, siempre puedes desarrollarla más, hasta cierto punto.

4. Tu inteligencia puede ser sustancialmente modificada.

Las afirmaciones 1 y 2 son propias de la mentalidad fija. En cambio, la 3 y la 4 reflejan la mentalidad de crecimiento. Puedes tener una mezcla de ambas, aunque la mayoría nos inclinamos más hacia una u otra.

También puedes aplicarlo a otras habilidades o rasgos de tu personalidad, para ello sustituye la palabra “inteligencia” por la que quieras como “talento artístico”, “habilidad deportiva”, “capacidad para los negocios”,…

La mentalidad fija vs la mentalidad de crecimiento

A continuación, tienes una comparativa de la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento donde verás claramente cómo influye cada una de ellas en aspectos muy importantes y el resultado al que acaban dirigiendo.

Cómo desarrollar la mentalidad de crecimiento

La mentalidad es una parte importante de tu personalidad, pero solo es una creencia. Y por muy poderosa que sea, es algo que está únicamente en tu mente y por tanto puedes cambiarla.

Simplemente conociendo las dos mentalidades ya puedes empezar a pensar y a reaccionar de manera diferente. Si observas que estás metido de lleno en la mentalidad fija, dejando pasar una oportunidad de aprender, sintiéndote etiquetado por un fallo o desanimándote cuando algo requiere mucho esfuerzo; cambia a la mentalidad de crecimiento, aceptando el desafío, aprendiendo del fracaso y siguiendo adelante con esfuerzo.

Ya que la mentalidad fija se enfoca en el resultado y si fracasas o no eres el mejor parece que todo se ha desperdiciado. Con la mentalidad de crecimiento enfócate en el proceso y afronta los problemas, traza nuevas estrategias y trabaja en asuntos realmente importantes.

Otra señal de que la mentalidad fija está haciendo acto de presencia es que crea un monólogo interno que se centra en juzgar: “no puedo hacer esto”, “he fracasado”, “es demasiado difícil”,…

Las personas con mentalidad de crecimiento también controlan lo que les ocurre, pero su monólogo interno se centra en la información tanto positiva como negativa con el fin de aplicarla de forma constructiva: “¿cómo puedo hacerlo?”, “¿qué puedo aprender de esto?”, “¿por dónde puedo empezar?”…

Cuando cambias, las viejas creencias no se eliminan inmediatamente. Sino que a su lado se sitúan las creencias nuevas y a medida que se vayan haciendo más fuertes te darán una forma diferente de pensar, de sentir y de actuar.

Ten en cuenta que el cerebro se asemeja a un músculo, ya que cambia y se fortalece cuando lo utilizas. De hecho, los científicos han sido capaces de mostrar cómo crece el cerebro y cómo se fortalece cuando aprendes.

Así que al aprender algo nuevo, las minúsculas conexiones del cerebro se multiplican y se hacen más fuertes. Cuanto más desafíes a tu mente a aprender, tanto más crecerán tus neuronas. Entonces, aquello que una vez te pareció muy difícil de repente te resultará incluso fácil.

Para finalizar quiero hacerlo con una reflexión que aparece en el libro y que procede de una leyenda del deporte, John Wooden, el mítico entrenador de baloncesto de la Universidad de UCLA:

“Tienes que dedicarte cada día a ser un poco mejor. Al dedicarte a la tarea de ser un poco mejor todos y cada uno de los días durante un cierto tiempo, llegarás a ser mucho mejor”.

Alberto García

Fundador de Linkedbrand, Consultor y Formador de LinkedIn y Marketing de Contenidos

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